La causa exacta del trastorno de pánico se desconoce, aunque la herencia puede jugar un papel en su desarrollo. Los estudios sugieren que si un gemelo idéntico presenta este trastorno, el otro desarrollará el trastorno de pánico en el 40% de las veces. Sin embargo, el trastorno de pánico a menudo ocurre en miembros de la familia que no son parientes consanguíneos.
El trastorno de pánico se presenta a menudo el doble en mujeres que en hombres. La persona afectada con frecuencia vive con temor a otro ataque y es posible que no quiera estar sola o alejada de la asistencia médica.
Los síntomas por lo general comienzan antes de los 25 años y aunque el trastorno de pánico se puede presentar en niños, no suele diagnosticarse hasta que la persona es mayor. Las personas con esta afección generalmente se someten a pruebas y exámenes para síntomas relacionados con ataque cardíaco u otras afecciones antes de que se haga el diagnóstico de trastorno de pánico.
Con el trastorno de pánico, por lo menos cuatro o más de los siguientes síntomas se presentan abruptamente en un período de 10 minutos y los ataques pueden estar seguidos de por lo menos un mes de miedo persistente a tener otro ataque:
Sensación de dificultad para respirar
Mareo o desmayo
Palpitaciones o corazón saltón
Temblor o estremecimiento
Sudoración, escalofrío o sofocos
Sensación de asfixia
Náuseas y malestar estomacal
Entumecimiento u hormigueo
Dolor en el pecho o malestar
Miedo a morir
Miedo a perder el control
Sentimiento de irrealidad
Sentimiento de separación
Con frecuencia, se presentan cambios extremos en el comportamiento en el hogar, en el trabajo, en el colegio o en la familia. Las personas con este trastorno a menudo sienten preocupación acerca del significado de sus ataques de pánico. De hecho, pueden pensar que van a "enloquecer" o que van a sufrir un ataque cardíaco.
También es necesario considerar los trastornos relacionados con la drogadicción, dado que algunos pueden simular ataques de pánico. Este problema de adicción puede resultar cuando las personas con ataques de pánico intentan hacerle frente a sus miedos utilizando alcohol o drogas psicoactivas.
Se puede sospechar la presencia de trastornos cardiovasculares, endocrinos, respiratorios y neurológicos, los cuales pueden estar presentes al mismo tiempo que el trastorno de pánico. Los exámenes de diagnóstico específicos que se llevan a cabo varían entre individuos y están basados en los síntomas.
Tratamiento
Los medicamentos ansiolíticos, los antidepresivos y la terapia conductista cognitiva (trabajar con el terapeuta) se han usado con éxito para tratar trastornos de pánico. Los medicamentos actúan sobre el sistema nervioso central para reducir la ocurrencia de ansiedad y síntomas asociados.
Un tipo común de medicamentos ansiolíticos son las benzodiazepinas, incluyendo aprolazam (Xanax); sin embargo, éstos están asociados con dependencia y adicción. Lo ideal entonces es utilizarlos solamente en forma temporal.
Los medicamentos más utilizados para el trastorno de pánico son un tipo de drogas antidepresivas llamadas ISRS (inhibidores selectivos de la recaptación de la serotonina) y si esto no ayuda, se puede pensar en la utilización de benzodiazepinas por un período mayor.
El ejercicio regular, las horas de sueño adecuado y las comidas programadas a horas regulares pueden ayudar a reducir la frecuencia de los ataques. Igualmente, se debe reducir o suspender el consumo de cafeína y otros estimulantes.
El trastorno puede ser duradero y difícil de tratar. A pesar de que es posible que muchas personas que lo padecen no se curen con tratamiento, la mayoría puede esperar un mejoramiento con los medicamentos o con terapias conductistas.
La dependencia de los medicamentos ansiolíticos es una posible complicación del tratamiento. Dicha dependencia involucra la necesidad del medicamento con el fin de poder desenvolverse y evitar los síntomas de abstinencia. No es lo mismo que adicción, que involucra el uso incontrolado de una sustancia a pesar de sus resultados negativos. La dependencia y la adicción a menudo se presentan juntas, pero la dependencia en sí no siempre es un problema.
Para las personas propensas a ataques de pánico, se recomienda evitar los estimulantes como cafeína, cocaína y el consumo de alcohol, ya que estas sustancias pueden inducir o empeorar los síntomas.
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